Cuando Pura me dijo que eran un máximo de diez sesiones el tratamiento, yo no lo vi nada claro y dudaba mucho de que aquello fuera a producir un cambio en mí. Consideraba que tenía demasiados nudos en el alma como para poder deshacerlos en tan poco tiempo. Pero una vez más estaba equivocada. A partir de la tercera sesión empecé a sentirme bien, centrada con fuerza, optimista, con unas metas claras y andando el camino correcto. Me sentía muy a gusto con mi piel. Me miraba al espejo sin prejuicios y con una mirada tierna hacia mí, estaba llena de esperanzas y el reflejo que me devolvía el espejo no sólo lo reconocía sino que me gustaba, estaba empezando a sentirme orgullosa de quien era y de lo que hacía. Dejé de ser una mera observadora de mi vida, para protagonizar el papel principal, y eso no hay duda alguna que te da poder…… Como una vez me dijo Pura “si a la vida le echas patatas no puede ser que te devuelva pollo”.

….Quizás nunca llegué a poder explicar las entrañas del proceso, o qué fórmulas mágicas consiguieron ponerme en acción. Es complicado para mí encontrar palabras adecuadas para que os hagáis una idea de cómo fui dando pasos acompañada por Pura

…. No sé si mis palabras podrán llegar a trasmitir todo lo que me han dado estos encuentros con Pura. Pero por supuesto no dudo en recomendárselo a todo el mundo que si en algún momento de su vida lo necesita, haga como yo... “por probar no pasa nada”. Quizás se lleven una sorpresa como yo y se encuentren con ustedes mismos en la mejor  de las versiones de su persona. Pero una cosa si que tengo que advertirles que es un proceso que dura toda la vida. Pura sólo te acompañará, como la matrona que asiste a un parto, el resto del trabajo, el esfuerzo y la motivación recae en cada cual.